Entre un ambiente de amor, enojo y frustración, la afición salvadoreña respondió como de costumbre, llegando desde muy temprano al Cuscatlán, pero con una sensación de incertidumbre sobre el desempeño de La Selecta.
En el interior del estadio el ambiente era muy diverso, muchos llegaban con la ilusión de ser sorprendidos por el juego de la «azulita» y sacar un resultado positivo sin mayores complicaciones, pero otros, tenían el presentimiento que el partido sería trabado y sin muchas luces de cara al arco rival.
Los minutos pasaron, y la afición comenzó a desesperarse, especialmente al ver que La Selecta no concretaba las pocas opciones de gol que tenia, y en el peor de los casos, cuando los postes le negaban el tan anhelado gol a la Azul y Blanco.
El final del primer tiempo marcó un duro mensaje para los jugadores, desde la zona de palcos hasta el césped del Cuscatlán bajó una «lluvia» de pitos y silbatos en sinónimo de rechazo por el papel efectuado en los primeros 45 minutos.
En el segundo tiempo llegaron los cambios, hubo más idea de juego, fueron más las opciones de cara al arco rival, pero el gol no llegaba y la afición entró en un punto «irritable» como resultado de la frustración de ver un triste empate de 0-0.
Pero tanta fue la insistencia de La Selecta que el premio llegó, al minuto 82 Styven Vásquez causó un verdadero «terremoto» de emociones al marcar el 1-0 qué sirvió para sellar un sufrida pero necesaria victoria.
Este gane no terminó de convencer a la afición, pero calmó un poco la necesidad de gane que tenían tanto los jugadores, como el aficionado promedio que llegó al «cusca». El próximo domingo 17 de noviembre La Selecta enfrentará a Montserrat en su segundo partidos en suelo nacional, sin una idea de juego totalmente clara, pero como líderes de grupo y con ma esperanza del ascenso en Liga de Naciones.