Inicialmente el partido se pintó emocionalmente pobre. Los equipos se enfrascaron en un duelo férreo y de dientes apretados por el balón, lo que hizo que los espacios fueran reducidos y que la pelota apenas cruzara el mar de piernas que se instaló en la parcela local.
Se inclinó la balanza a favor del anaranjado y negro desde que el árbitro Iván Barton sonó el silbato, pero fue un dominio estéril y sin profundidad debido al colmillo que mostraron los cafeteros al momento de tender las barricadas y defender su trinchera.
La armada de Daniel Messina depositó la creación en su nuevo «10», el español Gregory Díaz que intentó sacar el repertorio que exhibió en Metapán, pero tuvo como estampilla el marcaje de Edenilson Villalobos, que apenas lo dejó respirar.
Ahogado por el centro, el Águila intentó desplegar su vuelo por derecha donde Tereso Benítez y Santos Ortiz galoparon e hicieron veredas, pero sin poder generar una sola llegada clara. Ortiz, que fue el más insistente, no pudo con la potente marca de Francisco Carballo.
De ahí que cuando se bajó el telón para dar por concluido el primer acto, no fue raro ver a los metas Benji Villalobos y Óscar «el Pavo» Sánchez con la camisa impecable y poco transpirada. Un remate tibio de Bryan Lovo, por parte de Cacahuatique, fue todo lo que ofreció el primer tiempo a las ruidosas aficiones congregadas en el Polideportivo de Chapeltique.
El complemento tampoco ofreció un derroche futbolero, pero se acercó más a lo esperado: un partido más suelto y con opciones de celebrar gol y las hubo, pero faltó tiza y más convicción.
Gregory Díaz se privó en dos ocasiones de celebrar su primer gol con la casaca de los anaranjados, y en el 53′, Germán Águila sacó un testarazo justo dónde estaba Benji Villalobos y dejó a la hinchada cafetera con el grito de gol trabado en la garganta. La última gran ocasión de gol se evaporó en un tiro libre del mismo delantero argentino que debutó con los cafetaleros, pero la pelota mordió el horizontal.